domingo, 18 de mayo de 2014

De mis prendas de viaje

5h30 de la mañana  me disponía a  salir muy  temprano de mi casa pues el viaje que hice  por horas y para  el cual interrumpí mis  proyectos en Alemania solo tenía  un fin,  ir a  concluir  un proceso que intente  mejorar  a  través del teléfono con una  funcionaria del Hospital el Tunal  pero el cual  no había llegado a  feliz término debido a  la  bendita  burocracia que mueven las entidades públicas  y/o privadas en Colombia.
Es realmente espantoso,  después de haber sido remitido a una operadora  con una interminable cantidad de opciones  uno, dos y  tres finalizó  con el  estrepitoso ruido del pi, pi, pi, pi …  y entonces qué hice , pues me  arme de valor y coraje,  marque  nuevamente y sencillamente esperé  el golpe de  gracia,  pues  la persona  encargada escuchó de manera cordial mi larga historia y luego  como si lo hubiera predicho  me dejo esperando al teléfono para  remitirme con las otras  opciones.
A mi espíritu vino la  reflexión  para ser atendido  cordialmente  hay que decir que se es   “hijo de fulano” o sobrino de “Mengano” o pariente de “Sutano” pero en mi caso  esta situación no aplicaba pues mi padre era solo  un hombre de la  vida común y  yo solo un  ciudadano que desde el otro lado del  mundo intentaba conseguir que  me dieran  una cita médica para que un especialista   atendiera  mi viejo después de  los  fallidos  intentos que él hizo marcando al mismo número y yendo personalmente al hospital.
Con suerte  logré comunicarme con una funcionaria  que con tono amable  me pregunto   el motivo de mi llamada y bueno  quizás  por  habitud o costumbre ella  siguió el protocolo y  nuevamente  tuve que contar la historia, pero hubo un hecho que llamo la atención de mi caso, pues le dije a la  señora  que  no podía   quedarme  tanto tiempo al teléfono o dirigirme   directamente al hospital porque no vivía en el país, hubo un espacio de  silencio y desde  mis  inconformes  pensamientos  sentí que mi  batalla  apenas comenzaba.
Esta  mujer  quizás no comprendía  que el hijo de un usuario del  Sisbén  del barrio Alfonso López  estuviera  llamando con estos  discursos para  obtener  una cita inmediata en la larga lista de 936 pacientes  vistos por el mismo  especialista.
Con la  convicción que  aprendí de mis  padres  de que  hay que “pelear” para obtener sus  derechos  me arme de  valor y le  recordé a la señora que  yo no le estaba   pidiendo el favor, que  yo no era una persona  ingenua, que yo sabía muy  bien como operaba el sistema de salud  en Colombia y que necesitaba  que a mi papá  lo atendieran inmediatamente porque no quería llevar esto ante la  superintendencia de  salud.
Ella  muy amablemente me dijo que  haría todo lo posible para ayudarme que le comunicara  a mi padre de  regresar al hospital  pero esta  vez preguntar por ella ( burocracia) y  que  inmediatamente le daba la cita, pues así fue y solo lo vieron una vez .
Por ende mi llegada a Colombia  fue el 31 de enero y como lo anuncie al comienzo esto solo  sería el comienzo de una batalla para cumplir mi cometido. Lograr que a mi padre lo atendieran los especialistas y  pues así comenzarían  mis días de visita en Colombia, una patria llena de  muchos contrastes y experiencias que espero poderles compartir.

Buen domingo para todos.

3 comentarios:

  1. Esa es la triste realidad
    de un país que teniéndolo todo
    niega a los ciudadanos los derechos fundamentales
    con la excusa de no presupuesto u otras mentiras
    ¡ A nuestros gobernantes que olvidaron
    que el pueblo no les debe servir a ellos
    sino que ellos fueron elegidos para servir
    una fuerte abrazo con alambre de pua!
    A tí Monsieur Corbatin ...espero tu situación familiar
    sea escuchada y solucionada de la mejor manera
    ATT: Panchita

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  2. Merci bcp ;) hablamos por skype :)

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  3. Los derechos a la vida y al acceso a servicios de salud están supeditados al manejo burocrático, que entorpece las actividades de las organizaciones. Pero esta burocracia responde a un sistema que se alimenta de los recursos públicos para que los dueños de las EPS e IPS acrecienten sus ganancias, a costa, de una calidad paupérrima y segregada en los servicios médicos. Tristemente, tu caso no es el único, ni hace parte de la minoría.
    ¿De qué depende que funcione todo así? De la voluntad política donde valoran más la libre competencia que el respeto a la vida.

    Ánimo, Win. Las batallas se ganan luchando. Y en esa perseverancia que te inculcaron, lograrás con días de desespero y madrazos, que tu papá consiga la cita y los procedimientos que requiera, para que te siga acompañando muchos años más.
    Abrazo

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