sábado, 24 de mayo de 2014

MI VOTO SERÁ LA ABSTINENCIA ELECTORAL

 Desde muy niño recuerdo que las  elecciones presidenciales en mi casa  fueron  algo muy importante al punto que este  día mis padres  iban al pueblo  donde  sufragaban su voto de manera consciente y sagrada.
Recuerdo también  de una manera u  otra que ese día terminaba como  un día de gloria o  de penas, aunque debo decir que por  aquellos años fueron “más glorias” que  penas, eso creía yo en aquella época,   pues  yo no entendía de manera honda  y profunda  el sentido de la política y la democracia, lo único que deseaba era ser  grande y tener más de 18 años para poder  ayudar a elegir el presidente de los Colombianos .

Bueno pues  este sueño  se ha ido a  pique en tres oportunidades pues   jamás se ha hecho    realidad y  hoy  en el “tercer piso”  tendré que  de nuevo sentarme a ver o a escuchar  en las  noticias como de manera  bizarra la  corrupción, la mermelada, el serrucho, el clientelismo, el show mediático  y la clase más corrupta y oportunista de mi amada patria  se sienta de  nuevo en el cargo ejecutivo más importante del país.

Con qué argumento  me atrevo a hacer esta afirmación y por qué  denuncio a través de este escrito, pues sencillamente porque he tenido que renovar mí cédula  cuatro    veces y estas  han coincidido con las elecciones, afortunadamente las  tres primeras veces obtuve a tiempo mi cédula con hologramas. Cuando partí de Colombia me dije que tenía que cuidar mucho mis documentos para  cuando regresará  poder solucionar algunas cosas administrativas en mi país,  pero hace dos meses estuve en Bogotá y de manera insegura una vez más me han hurtado el único medio a través del cual puedo expresar mi inconformismo en estas elecciones. Siento rabia e indignación por la Bogotá de mis amores pero ante esto¿ qué podía hacer?¿ Entregar un documento o perder la vida?,  Creo que ustedes saben la respuesta.

¿Qué hacer para obtener  de manera  rápida y eficaz un documento en Colombia?, también   creo q  muchos de ustedes lo saben  pues  quizás también fueron víctimas alguna  vez del hurto de sus documentos y la única solución que obtuvieron fue poner una  demanda ( ahora por internet), pagar  $34.800  en el  Banco Popular y  después mamarse una fila  de mañanita para que le entregarán una contraseña.
Evidentemente esta contraseña no es un documento con el cual  uno pueda  ejercer sus derechos con plena libertad, yo hice hasta lo imposible para poder obtener mi cédula y no fue posible y me tuve que regresar con este amargo sinsabor,   por ende yo haré parte  del enorme  grupo a los que muchos llamarán abstinentes electorales; En mi  caso salvo  mi responsabilidad ética y moral porque yo  al contrario  de muchos  que quizás  se  quedarán en su casa este domingo  viendo la  televisión o acostaditos en su cama,  había inscrito mi cedula en una ciudad  a tres  horas de donde vivo porque quería ir a ejecutar mi derecho al voto.
Lastimosamente no lo podré  hacer porque la inseguridad Bogotana, sumado a la burocracia que se vive en las instituciones  estatales no me permitirán elegir como quisiera, al contrario tendré que abstenerme y esperar a tener mi nuevo cartón amarillo con hologramas ( que pronto estará en mis manos).

Para finalizar quiero decirle a  usted señor lector  que se tomó  unos minutos  para leer mi historia  que en nombre de todos aquellos como yo que tenemos contraseña y queremos votar, que por favor no se  deje vencer por la pereza o la rabia que siente  por los candidatos y sus historias rapaces de  politiquería,  simplemente vaya y haga  democracia,  porque de una u  otra manera un verdadero sujeto político en pleno ejercicio de su  derecho  a  elegir y ser elegido no puede permitir que este le sea arrebatado por el show mediático de dos candidatos o la  falta de espitiru crítico para dicernir y escoger porque  es imposible que al menos no haya  uno solo que tenga una propuesta interesante.


domingo, 18 de mayo de 2014

De mis prendas de viaje

5h30 de la mañana  me disponía a  salir muy  temprano de mi casa pues el viaje que hice  por horas y para  el cual interrumpí mis  proyectos en Alemania solo tenía  un fin,  ir a  concluir  un proceso que intente  mejorar  a  través del teléfono con una  funcionaria del Hospital el Tunal  pero el cual  no había llegado a  feliz término debido a  la  bendita  burocracia que mueven las entidades públicas  y/o privadas en Colombia.
Es realmente espantoso,  después de haber sido remitido a una operadora  con una interminable cantidad de opciones  uno, dos y  tres finalizó  con el  estrepitoso ruido del pi, pi, pi, pi …  y entonces qué hice , pues me  arme de valor y coraje,  marque  nuevamente y sencillamente esperé  el golpe de  gracia,  pues  la persona  encargada escuchó de manera cordial mi larga historia y luego  como si lo hubiera predicho  me dejo esperando al teléfono para  remitirme con las otras  opciones.
A mi espíritu vino la  reflexión  para ser atendido  cordialmente  hay que decir que se es   “hijo de fulano” o sobrino de “Mengano” o pariente de “Sutano” pero en mi caso  esta situación no aplicaba pues mi padre era solo  un hombre de la  vida común y  yo solo un  ciudadano que desde el otro lado del  mundo intentaba conseguir que  me dieran  una cita médica para que un especialista   atendiera  mi viejo después de  los  fallidos  intentos que él hizo marcando al mismo número y yendo personalmente al hospital.
Con suerte  logré comunicarme con una funcionaria  que con tono amable  me pregunto   el motivo de mi llamada y bueno  quizás  por  habitud o costumbre ella  siguió el protocolo y  nuevamente  tuve que contar la historia, pero hubo un hecho que llamo la atención de mi caso, pues le dije a la  señora  que  no podía   quedarme  tanto tiempo al teléfono o dirigirme   directamente al hospital porque no vivía en el país, hubo un espacio de  silencio y desde  mis  inconformes  pensamientos  sentí que mi  batalla  apenas comenzaba.
Esta  mujer  quizás no comprendía  que el hijo de un usuario del  Sisbén  del barrio Alfonso López  estuviera  llamando con estos  discursos para  obtener  una cita inmediata en la larga lista de 936 pacientes  vistos por el mismo  especialista.
Con la  convicción que  aprendí de mis  padres  de que  hay que “pelear” para obtener sus  derechos  me arme de  valor y le  recordé a la señora que  yo no le estaba   pidiendo el favor, que  yo no era una persona  ingenua, que yo sabía muy  bien como operaba el sistema de salud  en Colombia y que necesitaba  que a mi papá  lo atendieran inmediatamente porque no quería llevar esto ante la  superintendencia de  salud.
Ella  muy amablemente me dijo que  haría todo lo posible para ayudarme que le comunicara  a mi padre de  regresar al hospital  pero esta  vez preguntar por ella ( burocracia) y  que  inmediatamente le daba la cita, pues así fue y solo lo vieron una vez .
Por ende mi llegada a Colombia  fue el 31 de enero y como lo anuncie al comienzo esto solo  sería el comienzo de una batalla para cumplir mi cometido. Lograr que a mi padre lo atendieran los especialistas y  pues así comenzarían  mis días de visita en Colombia, una patria llena de  muchos contrastes y experiencias que espero poderles compartir.

Buen domingo para todos.